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Explica qué es el engagement.

En Español no hay una palabra exacta para engagement.

La traducción literal es «compromiso para el matrimonio». Y no es una descripción descabellada, aunque en este caso parecería un matrimonio a la antigua, porque entre las dos partes se interpone un contrato prenupcial que el usuario debe aceptar como una novia agradecida, sin modificaciones ni anexos, llamado Términos de Usuario. El gesto parece banal: pinchar una casilla. Tan banal que millones de personas dan el «sí quiero» sin molestarse en leerlo. Por otra parte, leerlo requiere una paciencia de santo y una licenciatura en derecho. En 2015, los Términos de Usuario de la tienda de iTunes tenían veinte mil palabras. Los de Facebook quince mil, divididos en múltiples segmentos deliberadamente obtusos. Pero se trata de un contrato legal vinculante en el que el usuario suele renunciar a derechos para que la compañía que recopila sus datos se cure en salud. La palabra engagement tiene otra connotación importante, que es la participación. La clase de engagement que buscan las aplicaciones implica una cierta actividad por parte del usuario. En realidad nada, una tontería. Un gesto sencillo y repetitivo que no cuesta nada, que se hace casi sin pensar.

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